07 marzo 2011

Javier Bardem and Company.

El mundo en una eterna contradicción, con el cinismo como bandera.

Si les digo la verdad, aun no sé bien por dónde comenzar. Son tantos y tan variados los sinvergüenzas que pueblan este deprimente planeta que la lista se me hace interminable.
Sé perfectamente que de poco servirán estas cuatro líneas denunciando, una vez más, las miserables conciencias de todos y cada uno de los que viviendo de una manera francamente envidiable, pretenden esconder sus vergüenzas cubriéndose con capas de militancias socialistas, o más allá.
Pero sería aún peor si dejáramos pasar la más pequeña de las posibilidades para denunciar la enorme hipocresía de quienes, comportándose como lo hacen, dañan de manera enorme e irreversible a la sociedad, además de hacernos pasar por tontos.
En alguna que otra ocasión, en la medida de mis posibilidades, no he dejado de denunciar casos como, por ejemplo, los de Bono – líder de U2 – exhibiéndose como defensor de las masas oprimidas, mientras llena sus arcas de manera directa, con actuaciones multitudinarias o, indirectamente, con subvenciones fraudulentas a través de sus ONGs; Víctor Manuel y la ínclita Ana Belén, o viceversa, amasando fortunas mientras no dejan de dar mítines a favor de los "desfavorecidos", o el exhibido y lucido gay para la tercera edad, nuestro "papito" particular, Miguelito Bosé.
La última, de esta camada de ventajistas despreciables, jauría en cuanto te descuidas, es la que, a cuenta del reciente nacimiento de su bebé, han protagonizado los impresentables Javier Bardem y su eterna musa erótica y hoy esposa, Penélope Cruz, alias "Jamón, jamón".
Estos dos farsantes, cuyas dotes para la interpretación han quedado patente dentro y fuera del escenario, dejando a un lado su habitual militancia de progres subvencionados y siempre en contra de los valores más arraigados de occidente y en apoyo de todo aquello que huela a izquierda trasnochada - Venezuela, Cuba, islamismo manipulado, etc., no han tenido mejor ocurrencia que ir a parir el pequeño a los tan odiados Estados Unidos.
Si de por si la sanidad en los Estados Unidos es cara, para colmo de desfachatez, los "felices padres" han elegido el hospital, probablemente, más caro de Los Ángeles: El Monte Sinaí. ¿Acaso hemos de llegar a la conclusión que la sanidad española no alcanza el suficiente nivel para los Bardem, faro y guía de la izquierda más progre?
Y un detalle a tener muy en cuenta. Frente a la conocida militancia antisemita y pro-palestina del "galán" Bardem, su queridísima esposa no ha tenido escrúpulo alguno en que este hospital, como puede deducirse por su nombre ¡sea judío!
La verdad es que no logro entender nada. Cómo decía mi madre que era muy sabia, no es posible estar en misa y repicando, o sorber y soplar, al mismo tiempo. Pero al parecer algunos lo consiguen en un verdadero alarde de malabarismo.
Pese a todo, lo que verdaderamente resulta un sarcasmo y, más aún, una burla consentida, es que sean los propios Estados Unidos los que permitan que estas situaciones se produzcan.
No es comprensible que puedas dar cobijo a quienes desde su más tierna infancia vienen pregonando las "maldades" de ese país en cuantos foros les ha sido posible, mientras alaban las bondades de cuantos enemigos y antagonistas se postulan con claridad.
De carcajada mal contenido resulta, además, que estos dos personajes – Bardem y Penélope – decidan tener al pequeño en suelo norteamericano para, con toda probabilidad, brindarse en el futuro la posibilidad de reclamar para él, y si procede para ellos, la nacionalidad norteamericana.

Felipe Cantos, escritor.