No se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad interna. Mahatma Gandhi.
Si les soy sincero, había pensado mantenerme al margen de la polémica sobre la nueva -¿nueva?- asignatura que, si Dios no lo remedia, tomará cuerpo en las aulas españolas este curso que se inicia: Educación para la Ciudadanía.
Puedo asegurarles que no se trataba de una decisión determinada por la falta de iniciativa, o porque el “asunto” no me preocupara. Me preocupaba, y me preocupa. Y ello, pese a que resido, desde hace décadas, fuera de España y mis hijos, por fortuna, no se encuentran bajo la nefasta influencia de los sectarios gobernantes actuales: el señor Zapatero y sus incondicionales nacionalistas, más la recua residual de una izquierda en estado terminal.
Entendía, más bien, que tratándose de un asunto puramente académico, aunque con claros efectos perversamente devastadores sobre la formación de las nuevas generaciones españolas, habría, y de hecho hay, voces mucho más autorizadas que la mía. Después de todo, yo no soy más que un “humilde” escritor alejado de las aulas y los claustros de los profesores.
Sin embargo, hace escasos días cayó en mis manos un adelanto del contenido de la signatura, plasmado en un libro editado por mi inolvidable y viejo “amigo” Ramón Akal: Educación para la ciudadanía: Democracia, Capitalismo y Estado de Derecho, es su título.
Les aseguro que creía haber visto casi todo en este mundo de los despropósitos. Pero está claro que ese “casi”, al que tanto apelamos cuando deseamos dejar una incertidumbre en el aire, a poco que te lo propongas dejará de ser “casi” para convertirse en una evidencia indiscutible.
El libro, imagino que como los de las demás editoriales que hayan basado su contenido en los parámetros marcados por el gobierno Zapatero, no tiene desperdicio. Su contenido, lejos de ser simplemente formativo y equilibradamente neutro - no mantiene las mínimas normas elementales que se presumen deben contener los libros de enseñanza - se nos revela como una sarta de disparates y ataques directos contra personas fácilmente identificables, en algunos casos aún vivas, y contra todo lo que no sean las perversas ideas surgidas de una izquierda plenamente devorada por la más rancia de las ideologías.
Aunque imagino que la intención de sus creadores era la de ser mínimamente sibilinos, intentando moldear las inteligencias con pretendidos mensajes subliminales, la realidad es que se ve perfectamente que la asignatura no tiene como objetivo la enseñanza y formación de las nuevas generaciones, y si un burdo adoctrinamiento.
Pero aún peor. El libro, conscientemente alejado de los diversos temas que deberían ser desarrollados en una abierta reflexión por todos y cada uno de los alumnos implicados, se ocupa directamente de “mascar” cada uno de los temas y entregarlos a los alumnos, en un lenguaje, en ocasiones soez y ofensivo, plenamente digeridos.
En muchos de sus contenidos uno tiene la sensación de encontrarse el más puro estilo periodístico en el que la información - y la formación – queda al margen, dando paso al más grosero de los adoctrinamientos, recordando las practicas habituales del Grupo Prisa que, por desgracia, tan buen resultado les ha dado con un importante y numeroso sector de la ciudadanía española.
Es lo mismo que hablemos de capitalismo, de religión, de sociedad, de bienestar, de comunicación, o cualquier otro tema. Todos ellos son expuestos, no para su reflexión, sino, como decía antes, dirigido directamente contra quienes no están en la misma línea de pensamiento. Incluso con ataques directos a determinadas personas conocidas por su clara oposición al gobierno del “señor” Zapatero.
Resultaría cómico, sino fuera por su gravedad, que terminaran “inmortalizando” en libros de texto a quienes son más que odiados por el régimen actual.
De manera que a la vista de cómo se van desarrollando los acontecimientos uno comienza a estar verdaderamente preocupado. Especialmente si tenemos en cuenta las fuentes ideológicas de las que el “señor” Zapatero ha bebido y, lamentablemente, continúa bebiendo. Las influencias de sus amistades, algunas peligrosas, como el venezolano Chávez, el “jovencísimo” Castro, o el estrábico Kirchner; y otras no menos peligrosas además de bobaliconas como “el” Evo Morales, nos hacen desconfiar seriamente de sus intenciones.
La nueva asignatura, “Educación para la Ciudadanía”, además de un repugnante panfleto, contra todo aquello que no es de su “cuerda”, bien podría ser el inicio del camino tomado por el dictador Hugo Chávez, quien en una decisión sin precedentes, ni tan siquiera en los regímenes dictatoriales más execrables, está tratando de imponer unas leyes en su país que le permitan disponer a su antojo de la juventud e, incluso, de los niños venezolanos.
En la redacción del artículo 3 de la nueva “Ley de Educación” – curiosa coincidencia con “nuestra” Educación para la Ciudadanía – viene a decir lo siguiente: “A partir de la vigencia de la presente ley, la patria potestad de las personas menores de veinte años de edad será ejercida por el Estado, a través de las personas u organizaciones en las que este delegue facultades”.
Por si esto no fuera terrorífico, el artículo 4 de esta misma ley viene a decir lo siguiente: “Todo menor de edad permanecerá al cuidado de sus padres hasta tanto cumpla la edad de tres años, pasados los cuales deberá ser confiado para su educación física y mental, así como para Capacidad Cívica a la Organización de Círculos Infantiles, organismo que por esta ley queda facultado para disponer la guardia y cuidado de la persona y el ejercicio de patria potestad de los menores”. Y continúa. “La organización de Círculos Infantiles dictará las predicciones necesarias para que todo menor de edad, comprendido entre los tres y los diez años, permanezca en el Estado donde residen los padres, procurando que sea tenido en el domicilio de los mismos al menos dos días al mes, para que no pierdan contacto con el núcleo familiar. Pasados los diez años todo menor podrá ser asignado, para su instrucción, cultura y capacitación cívica, al lugar que más apropiado sea para ellos, tomando en cuenta los más altos intereses de la nación. Al Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Creación corresponderá hacer todas las previsiones encaminadas al mejor desarrollo físico y deportivo de los menores de edad tutelados por la Organización de Círculos Infantiles”.
No, no crean que lo que han leído es una invención de este autor. Ni tan siquiera un borrador de lo que pudiera ser un inconcebible proyecto. Las actas han sido ya presentadas en la Asamblea Nacional del Congreso Venezolano para su votación y aprobación.
Comprenderán ahora las razones de mi inquietud. Ante los desatinos pergeñados por el ínclito señor Presidente del - ahora si, de cara a las elecciones - Estado Español, entre otros, negociar con terroristas; descuartizar España en una innoble cesión ante los nacionalistas más radicales, y otras “perlas similares”, nuestra desconfianza es, más que razonable, obligada.
Si, además, tenemos en cuenta las “entrañables relaciones” que mantienen, de manera personal, ambos mandatarios, de España y Venezuela, llegarán a la conclusión de que, con el señor Zapatero todo es posible.
En cuanto a Ramoncito Akal, con quien inicié mis andaduras editoriales hace más de treinta y cinco años, sólo decirle que ahora comprendo como es posible salvar e incluso progresar, desde la perspectiva económica, una actividad cultural – específicamente la edición - a la que en condiciones “normales” de mercado les está, casi, vetado obtener beneficios. A la sombra del poder, aunque se pierda la dignidad, todo es posible. Tal vez debería aplicarse la máxima de Otto von Bismark: La libertad es un lujo que no todos pueden permitirse.
No dejaré pasar la oportunidad de desmentir a cuantos voceros gubernamentales insisten, una y otra vez, en vendernos las bondades de la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía.
En contra de lo que algunos sostienen, para avalar sus afirmaciones, es rigurosamente falso que en los colegios de otros países europeos se imparta materia alguna semejante.
Conozco de primera mano las Escuelas Europeas, buque insignia de los colegios en Europa por su directa vinculación con las Instituciones Europeas, y puedo asegurarles que jamás se ha impartido, ni se imparte en ellas asignatura alguna que pudiera asemejarse, ni por casualidad, al retorcido bodrio que han parido los socialistas españoles.
Felipe Cantos, escritor.
Si les soy sincero, había pensado mantenerme al margen de la polémica sobre la nueva -¿nueva?- asignatura que, si Dios no lo remedia, tomará cuerpo en las aulas españolas este curso que se inicia: Educación para la Ciudadanía.
Puedo asegurarles que no se trataba de una decisión determinada por la falta de iniciativa, o porque el “asunto” no me preocupara. Me preocupaba, y me preocupa. Y ello, pese a que resido, desde hace décadas, fuera de España y mis hijos, por fortuna, no se encuentran bajo la nefasta influencia de los sectarios gobernantes actuales: el señor Zapatero y sus incondicionales nacionalistas, más la recua residual de una izquierda en estado terminal.
Entendía, más bien, que tratándose de un asunto puramente académico, aunque con claros efectos perversamente devastadores sobre la formación de las nuevas generaciones españolas, habría, y de hecho hay, voces mucho más autorizadas que la mía. Después de todo, yo no soy más que un “humilde” escritor alejado de las aulas y los claustros de los profesores.
Sin embargo, hace escasos días cayó en mis manos un adelanto del contenido de la signatura, plasmado en un libro editado por mi inolvidable y viejo “amigo” Ramón Akal: Educación para la ciudadanía: Democracia, Capitalismo y Estado de Derecho, es su título.
Les aseguro que creía haber visto casi todo en este mundo de los despropósitos. Pero está claro que ese “casi”, al que tanto apelamos cuando deseamos dejar una incertidumbre en el aire, a poco que te lo propongas dejará de ser “casi” para convertirse en una evidencia indiscutible.
El libro, imagino que como los de las demás editoriales que hayan basado su contenido en los parámetros marcados por el gobierno Zapatero, no tiene desperdicio. Su contenido, lejos de ser simplemente formativo y equilibradamente neutro - no mantiene las mínimas normas elementales que se presumen deben contener los libros de enseñanza - se nos revela como una sarta de disparates y ataques directos contra personas fácilmente identificables, en algunos casos aún vivas, y contra todo lo que no sean las perversas ideas surgidas de una izquierda plenamente devorada por la más rancia de las ideologías.
Aunque imagino que la intención de sus creadores era la de ser mínimamente sibilinos, intentando moldear las inteligencias con pretendidos mensajes subliminales, la realidad es que se ve perfectamente que la asignatura no tiene como objetivo la enseñanza y formación de las nuevas generaciones, y si un burdo adoctrinamiento.
Pero aún peor. El libro, conscientemente alejado de los diversos temas que deberían ser desarrollados en una abierta reflexión por todos y cada uno de los alumnos implicados, se ocupa directamente de “mascar” cada uno de los temas y entregarlos a los alumnos, en un lenguaje, en ocasiones soez y ofensivo, plenamente digeridos.
En muchos de sus contenidos uno tiene la sensación de encontrarse el más puro estilo periodístico en el que la información - y la formación – queda al margen, dando paso al más grosero de los adoctrinamientos, recordando las practicas habituales del Grupo Prisa que, por desgracia, tan buen resultado les ha dado con un importante y numeroso sector de la ciudadanía española.
Es lo mismo que hablemos de capitalismo, de religión, de sociedad, de bienestar, de comunicación, o cualquier otro tema. Todos ellos son expuestos, no para su reflexión, sino, como decía antes, dirigido directamente contra quienes no están en la misma línea de pensamiento. Incluso con ataques directos a determinadas personas conocidas por su clara oposición al gobierno del “señor” Zapatero.
Resultaría cómico, sino fuera por su gravedad, que terminaran “inmortalizando” en libros de texto a quienes son más que odiados por el régimen actual.
De manera que a la vista de cómo se van desarrollando los acontecimientos uno comienza a estar verdaderamente preocupado. Especialmente si tenemos en cuenta las fuentes ideológicas de las que el “señor” Zapatero ha bebido y, lamentablemente, continúa bebiendo. Las influencias de sus amistades, algunas peligrosas, como el venezolano Chávez, el “jovencísimo” Castro, o el estrábico Kirchner; y otras no menos peligrosas además de bobaliconas como “el” Evo Morales, nos hacen desconfiar seriamente de sus intenciones.
La nueva asignatura, “Educación para la Ciudadanía”, además de un repugnante panfleto, contra todo aquello que no es de su “cuerda”, bien podría ser el inicio del camino tomado por el dictador Hugo Chávez, quien en una decisión sin precedentes, ni tan siquiera en los regímenes dictatoriales más execrables, está tratando de imponer unas leyes en su país que le permitan disponer a su antojo de la juventud e, incluso, de los niños venezolanos.
En la redacción del artículo 3 de la nueva “Ley de Educación” – curiosa coincidencia con “nuestra” Educación para la Ciudadanía – viene a decir lo siguiente: “A partir de la vigencia de la presente ley, la patria potestad de las personas menores de veinte años de edad será ejercida por el Estado, a través de las personas u organizaciones en las que este delegue facultades”.
Por si esto no fuera terrorífico, el artículo 4 de esta misma ley viene a decir lo siguiente: “Todo menor de edad permanecerá al cuidado de sus padres hasta tanto cumpla la edad de tres años, pasados los cuales deberá ser confiado para su educación física y mental, así como para Capacidad Cívica a la Organización de Círculos Infantiles, organismo que por esta ley queda facultado para disponer la guardia y cuidado de la persona y el ejercicio de patria potestad de los menores”. Y continúa. “La organización de Círculos Infantiles dictará las predicciones necesarias para que todo menor de edad, comprendido entre los tres y los diez años, permanezca en el Estado donde residen los padres, procurando que sea tenido en el domicilio de los mismos al menos dos días al mes, para que no pierdan contacto con el núcleo familiar. Pasados los diez años todo menor podrá ser asignado, para su instrucción, cultura y capacitación cívica, al lugar que más apropiado sea para ellos, tomando en cuenta los más altos intereses de la nación. Al Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Creación corresponderá hacer todas las previsiones encaminadas al mejor desarrollo físico y deportivo de los menores de edad tutelados por la Organización de Círculos Infantiles”.
No, no crean que lo que han leído es una invención de este autor. Ni tan siquiera un borrador de lo que pudiera ser un inconcebible proyecto. Las actas han sido ya presentadas en la Asamblea Nacional del Congreso Venezolano para su votación y aprobación.
Comprenderán ahora las razones de mi inquietud. Ante los desatinos pergeñados por el ínclito señor Presidente del - ahora si, de cara a las elecciones - Estado Español, entre otros, negociar con terroristas; descuartizar España en una innoble cesión ante los nacionalistas más radicales, y otras “perlas similares”, nuestra desconfianza es, más que razonable, obligada.
Si, además, tenemos en cuenta las “entrañables relaciones” que mantienen, de manera personal, ambos mandatarios, de España y Venezuela, llegarán a la conclusión de que, con el señor Zapatero todo es posible.
En cuanto a Ramoncito Akal, con quien inicié mis andaduras editoriales hace más de treinta y cinco años, sólo decirle que ahora comprendo como es posible salvar e incluso progresar, desde la perspectiva económica, una actividad cultural – específicamente la edición - a la que en condiciones “normales” de mercado les está, casi, vetado obtener beneficios. A la sombra del poder, aunque se pierda la dignidad, todo es posible. Tal vez debería aplicarse la máxima de Otto von Bismark: La libertad es un lujo que no todos pueden permitirse.
No dejaré pasar la oportunidad de desmentir a cuantos voceros gubernamentales insisten, una y otra vez, en vendernos las bondades de la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía.
En contra de lo que algunos sostienen, para avalar sus afirmaciones, es rigurosamente falso que en los colegios de otros países europeos se imparta materia alguna semejante.
Conozco de primera mano las Escuelas Europeas, buque insignia de los colegios en Europa por su directa vinculación con las Instituciones Europeas, y puedo asegurarles que jamás se ha impartido, ni se imparte en ellas asignatura alguna que pudiera asemejarse, ni por casualidad, al retorcido bodrio que han parido los socialistas españoles.
Felipe Cantos, escritor.
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