La inJusticia en España. (Ensayo de 192 páginas. Publicado en 1996).
Se trata de un análisis pragmático, práctico y racional -no jurídico ni técnico - de la traumática situación en la que se encuentra la Administración de la Justicia Española.
Esta obra, distanciándose de los espectaculares asuntos judiciales que llamaron, o llaman la atención en cada momento – Banesto; Gal; Filesa; Kio; Gescartera y otros similares – aunque importantes, escasos, racionaliza y sintetiza los graves problemas que aquejan a la Administración de Justicia en España, y perjudican de manera tan ostensible a la totalidad de los españoles, en cuatro grandes defectos: Lenta, cara, ineficaz e irresponsable. Con ella, no se pretende enseñar leyes a nadie. Pero sí ser una contundente denuncia de la caótica situación en que se encuentra; de las razones que los inspiran y de los verdaderos culpables – sus señorías: los magistrados y los jueces – que las generan y las fomentan, sin que ello, necesariamente, signifique mala fe, o prevaricación, sino, el desconocimiento más absoluto e, incluso, la estupidez. Hoy, lamentablemente en los grandes asuntos que nos afectan a todos, hay que tener muy en cuenta, incluso, la inclinación política de estos profesionales. Un juez puede arruinar de por vida a una empresa, a una familia, o a un particular con sus errores, intencionados o no, siendo su riesgo, a lo más, una llamada de atención, una anecdótica sanción y, tal vez, un tirón de oreja.
Se trata de un análisis pragmático, práctico y racional -no jurídico ni técnico - de la traumática situación en la que se encuentra la Administración de la Justicia Española.
Esta obra, distanciándose de los espectaculares asuntos judiciales que llamaron, o llaman la atención en cada momento – Banesto; Gal; Filesa; Kio; Gescartera y otros similares – aunque importantes, escasos, racionaliza y sintetiza los graves problemas que aquejan a la Administración de Justicia en España, y perjudican de manera tan ostensible a la totalidad de los españoles, en cuatro grandes defectos: Lenta, cara, ineficaz e irresponsable. Con ella, no se pretende enseñar leyes a nadie. Pero sí ser una contundente denuncia de la caótica situación en que se encuentra; de las razones que los inspiran y de los verdaderos culpables – sus señorías: los magistrados y los jueces – que las generan y las fomentan, sin que ello, necesariamente, signifique mala fe, o prevaricación, sino, el desconocimiento más absoluto e, incluso, la estupidez. Hoy, lamentablemente en los grandes asuntos que nos afectan a todos, hay que tener muy en cuenta, incluso, la inclinación política de estos profesionales. Un juez puede arruinar de por vida a una empresa, a una familia, o a un particular con sus errores, intencionados o no, siendo su riesgo, a lo más, una llamada de atención, una anecdótica sanción y, tal vez, un tirón de oreja.