29 diciembre 2005

Marionetas de Dios.

Marionetas de Dios. (Novela de 300 páginas)
La dinastía Báthory, legendaria familia enraizada en los Carpatos, controla las tierras de la Rumania más conocida en el siglo XIII – Valaquia, Moldavia y Transilvania – rigiendo los destinos de sus habitantes con una sanguinaria tiranía. El culto al diablo, con ritos sangrientos, domina todas las esferas del poder, encabezado por Erzsébet Báthory – la Condesa Sangrienta – y aceptado por la práctica totalidad del resto de los integrantes de la cruel familia, a excepción de su sobrino Alessandro Báthory.
Vlad Tepes, insigne guerrero e inigualable estadista, quien siglos después inspiraría, injustamente, el personaje central de la novela de Bram Stoker, Drácula, liberará a Alessandro Báthory, treinta años después, del cautiverio al que fuera sometido en el castillo de Bran (Transilvania) por la perversa Erzsébet Báthory, dando lugar al nacimiento de una nueva dinastía Báthory/Batori que recorrerá los momentos y entroncará con los personajes más significativos de la historia de Europa hasta nuestros días. Los descendientes de Alessandro Báthory, siglos después, ayudados por los poderes ocultos que controlan los hilos que mueven el mundo, conseguirán, apoyados en unas justas reclamaciones de derechos dinásticos, colocar a la Unión Europea en estado de dinamitación, y al resto de las principales potencias en situación de guerra latente, la III.
Sólo la existencia de un simple documento en poder de un discreto profesor de historia, Raúl Cifuentes, protagonista involuntario, podrá detener la terrible situación que se cierne sobre el futuro de la Unión Europea, y del mundo.
A través de este relato apócrifo de la historia de una dinastía europea, aunque influyente poco conocida, y apoyado en hechos y personajes reales, el autor nos adentra en los entresijos de un mundo que, trabajando desde la clandestinidad que permiten las sombras, pone al descubierto el constante peligro al que los “Juan Nadie”, o “Raúl Cifuentes”, es decir la casi totalidad de la humanidad, estamos sometidos por los “dioses” que mueven los hilos del mundo






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