A una colectividad se la engaña mejor que a un hombre. Pío Baroja.
Es posible que la inmensa mayoría de los españoles, embebidos en el quehacer diario e, incluso, deseosos de que esta maldita historia de eta termine de una vez – utilizando la máxima de zp, “como sea” -haya recibido la noticia del indescifrable “alto el fuego permanente” como una buena noticia. Pero no lo es.
Y no lo es porque, si bien la noticia como tal podría ser aceptada, sin más, como algo positivo, se da la circunstancia que es el resultado de un cúmulo de despropósitos que ha dejado a media España en la cuneta política, y dejará al resto en la cuneta de la justicia social.
A poco que se reflexione sobre los datos y acontecimientos de lo sucedido desde el doloroso 11 de marzo del 2004, y el lamentable 14 de marzo de ese mismo año, es fácil llegar a la conclusión de que el gobierno zp y sus acólitos de los partidos periféricos nacionalistas están consiguiendo llevar sus maquiavélicos planes a buen puerto. Finalmente habrá que reconocer que, aunque indeseables, no son tan estúpidos como parecían.
La tragedia de doscientos muertos, que encumbró a zp a un poder al que jamás hubiera soñado llegar, junto con los acuerdos de Perpignan, fueron el inicio de la deliberada decadencia de una sociedad que, pensando más con el corazón, por no señalar otro lugar de nuestra anatomía, que con la cabeza, no termina de reaccionar. Dejando al margen la situación de “no gobierno” de este ejecutivo, ocupado en abrir constantemente frentes de confrontación, hemos de asumir que en el fondo de sus objetivos subyace la idea de una nueva España, a imagen y semejanza de la soñada por zp, y su irreprimible ambición de perpetuarse en el poder, también, “como sea”.
A lo largo de mi vida he aprendido que existen pocas casualidades. Pero si se da alguna, seguro que esta no será en la política. De manera que repasando cronológicamente todo lo sucedido en la política española desde hace algo más de dos años, podremos llegar a la conclusión de que todo estaba preparado y dependía, únicamente, del “buen hacer” de zp:
a) Reunión de Carod-Rovira con miembros de eta. Nada transcendió de lo hablado en aquella reunión, pero los acontecimientos posteriores van marcando pautas y dejando claro el contenido de aquella reunión.
b) Los terribles atentados de Madrid, aún hoy sin aclarar quién lo hizo, y la obsesión por desviar la definitiva participación y la responsabilidad de eta en ellos, por la rotunda negativa del gobierno a investigar lo sucedido, junto con la perversa manipulación del 14 de marzo, dejan evidentes sospechas en el aire.
c) El cambio de tendencia del psoe y sus alianzas “contranatura” con los nacionalistas, allí donde haya sido posible.
d) Defensa a ultranza de zp/psoe, de sus acuerdos con erc, y posteriormente con ciu, pese a los mil inconvenientes surgidos a lo largo de lo que llevamos de legislatura.
e) Obsesión por sacar adelante, “como sea”, el impresentable estatuto/constitución, inicio de una clara desigualdad entre los españoles, y de una más loca carrera de peticiones independentistas que no se saben donde acabarán.
f) Y, por último, aunque seguramente no lo último, la esperada oferta de eta, justamente horas más tarde de que fuera un hecho la aprobación del estatuto catalán en el que se reconoce a Cataluña como nación. Claro prolegómeno de lo que esperan conseguir los separatistas vascos.
Probablemente me dejo algo en el tintero. Pero a buen seguro que la cadencia de los hechos reflejados muestra con toda claridad que para alcanzar el poder y perpetuarse en él es imprescindible una falta de escrúpulos sin límites.
De modo que no entiendo muy bien la alegría percibida por el anunciado “alto el fuego permanente”. Por cierto ¿qué se entiende por permanente? ¿De quién depende la permanencia?
Lo cierto es que nada ha cambiado en este lamentable asunto. El propio zp ya se ha encargado de avisarnos de que las negociaciones, seguramente ya acordadas en algún momento de la cronología que acabo de exponerles, serán “duras, difíciles y largas”. Especialmente largas, añado yo.
Pero mientras tanto, y sin que tan siquiera conozcamos, aunque lo imaginemos, las contraprestaciones que habrá que pagar a eta, el ínclito zp asentará sus reales en el sillón de la Moncloa, apoyado por la reflexión y el voto de los “tiernos corazones españoles”, que no por sus equilibrados cerebros.
Les aseguro que en el fondo no logro entender nada de lo que ha sucedido y está sucediendo. Es verdad que en este mundo todo cambia, y que la España que hemos conocido hasta ahora no puede ser una excepción. Pero el problema radica en que los cambios, si han de ser, se produzcan con el mayor consenso posible entre todos los españoles, y no de la mano de un iluminado, bajo la amenaza de las pistolas, aunque estas se oculten bajo la mesa.
Llegar a esta situación, después de sufrir el terrorismo durante más de sesenta años, sin garantías alguna de que se ha terminado, y con cerca de mil muertos, es un sarcasmo que sólo me inspira a decir: “zp, para este viaje no había hecho falta alforja alguna. Cualquier “tuercebotas”, rendido al enemigo, hubiera obtenido, hace muchos años, los mismos resultados que cabe esperar de esta situación”. Pero, por favor, no nos tomes por cretinos”.
Felipe Cantos, escritor.
Es posible que la inmensa mayoría de los españoles, embebidos en el quehacer diario e, incluso, deseosos de que esta maldita historia de eta termine de una vez – utilizando la máxima de zp, “como sea” -haya recibido la noticia del indescifrable “alto el fuego permanente” como una buena noticia. Pero no lo es.
Y no lo es porque, si bien la noticia como tal podría ser aceptada, sin más, como algo positivo, se da la circunstancia que es el resultado de un cúmulo de despropósitos que ha dejado a media España en la cuneta política, y dejará al resto en la cuneta de la justicia social.
A poco que se reflexione sobre los datos y acontecimientos de lo sucedido desde el doloroso 11 de marzo del 2004, y el lamentable 14 de marzo de ese mismo año, es fácil llegar a la conclusión de que el gobierno zp y sus acólitos de los partidos periféricos nacionalistas están consiguiendo llevar sus maquiavélicos planes a buen puerto. Finalmente habrá que reconocer que, aunque indeseables, no son tan estúpidos como parecían.
La tragedia de doscientos muertos, que encumbró a zp a un poder al que jamás hubiera soñado llegar, junto con los acuerdos de Perpignan, fueron el inicio de la deliberada decadencia de una sociedad que, pensando más con el corazón, por no señalar otro lugar de nuestra anatomía, que con la cabeza, no termina de reaccionar. Dejando al margen la situación de “no gobierno” de este ejecutivo, ocupado en abrir constantemente frentes de confrontación, hemos de asumir que en el fondo de sus objetivos subyace la idea de una nueva España, a imagen y semejanza de la soñada por zp, y su irreprimible ambición de perpetuarse en el poder, también, “como sea”.
A lo largo de mi vida he aprendido que existen pocas casualidades. Pero si se da alguna, seguro que esta no será en la política. De manera que repasando cronológicamente todo lo sucedido en la política española desde hace algo más de dos años, podremos llegar a la conclusión de que todo estaba preparado y dependía, únicamente, del “buen hacer” de zp:
a) Reunión de Carod-Rovira con miembros de eta. Nada transcendió de lo hablado en aquella reunión, pero los acontecimientos posteriores van marcando pautas y dejando claro el contenido de aquella reunión.
b) Los terribles atentados de Madrid, aún hoy sin aclarar quién lo hizo, y la obsesión por desviar la definitiva participación y la responsabilidad de eta en ellos, por la rotunda negativa del gobierno a investigar lo sucedido, junto con la perversa manipulación del 14 de marzo, dejan evidentes sospechas en el aire.
c) El cambio de tendencia del psoe y sus alianzas “contranatura” con los nacionalistas, allí donde haya sido posible.
d) Defensa a ultranza de zp/psoe, de sus acuerdos con erc, y posteriormente con ciu, pese a los mil inconvenientes surgidos a lo largo de lo que llevamos de legislatura.
e) Obsesión por sacar adelante, “como sea”, el impresentable estatuto/constitución, inicio de una clara desigualdad entre los españoles, y de una más loca carrera de peticiones independentistas que no se saben donde acabarán.
f) Y, por último, aunque seguramente no lo último, la esperada oferta de eta, justamente horas más tarde de que fuera un hecho la aprobación del estatuto catalán en el que se reconoce a Cataluña como nación. Claro prolegómeno de lo que esperan conseguir los separatistas vascos.
Probablemente me dejo algo en el tintero. Pero a buen seguro que la cadencia de los hechos reflejados muestra con toda claridad que para alcanzar el poder y perpetuarse en él es imprescindible una falta de escrúpulos sin límites.
De modo que no entiendo muy bien la alegría percibida por el anunciado “alto el fuego permanente”. Por cierto ¿qué se entiende por permanente? ¿De quién depende la permanencia?
Lo cierto es que nada ha cambiado en este lamentable asunto. El propio zp ya se ha encargado de avisarnos de que las negociaciones, seguramente ya acordadas en algún momento de la cronología que acabo de exponerles, serán “duras, difíciles y largas”. Especialmente largas, añado yo.
Pero mientras tanto, y sin que tan siquiera conozcamos, aunque lo imaginemos, las contraprestaciones que habrá que pagar a eta, el ínclito zp asentará sus reales en el sillón de la Moncloa, apoyado por la reflexión y el voto de los “tiernos corazones españoles”, que no por sus equilibrados cerebros.
Les aseguro que en el fondo no logro entender nada de lo que ha sucedido y está sucediendo. Es verdad que en este mundo todo cambia, y que la España que hemos conocido hasta ahora no puede ser una excepción. Pero el problema radica en que los cambios, si han de ser, se produzcan con el mayor consenso posible entre todos los españoles, y no de la mano de un iluminado, bajo la amenaza de las pistolas, aunque estas se oculten bajo la mesa.
Llegar a esta situación, después de sufrir el terrorismo durante más de sesenta años, sin garantías alguna de que se ha terminado, y con cerca de mil muertos, es un sarcasmo que sólo me inspira a decir: “zp, para este viaje no había hecho falta alforja alguna. Cualquier “tuercebotas”, rendido al enemigo, hubiera obtenido, hace muchos años, los mismos resultados que cabe esperar de esta situación”. Pero, por favor, no nos tomes por cretinos”.
Felipe Cantos, escritor.
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